Los efectos y consecuencias de las drogas varían considerablemente según su tipo. Un estudio realizado en España en 2019 arrojó luz sobre el porcentaje de consumo de diversas sustancias:
- Más del 77% de la población española consumió alcohol en algún momento.
- El consumo de tabaco se situó por debajo del 40%. (Sí, el alcohol y el tabaco son drogas, en este caso legales, que pueden generar adicción, lo que explica por qué es común experimentar recaídas tras dejar de consumirlas).
- El cannabis fue la droga más consumida, con un 10,5% de los encuestados admitiendo su consumo.
- Por su parte, la cocaína fue consumida por un 2,5%.
A continuación, examinamos las drogas más comunes, sus efectos y sus consecuencias.
Efectos de los cannabinoides
Los cannabinoides, como el CBD y el THC presentes en el cannabis, activan receptores específicos en el cuerpo humano. Estos compuestos pueden inducir una euforia moderada y relajación, pero también pueden causar experiencias negativas como paranoia y ataques de ansiedad.
Los efectos secundarios incluyen somnolencia, cambios en la percepción temporal y espacial, agitación, irritación, dilatación de las pupilas y efectos cardiovasculares como taquicardia y cambios en la presión arterial.
Es importante destacar que el consumo de cannabis puede aumentar el riesgo de accidentes, especialmente al conducir.
Efectos de las anfetaminas
Las anfetaminas, legales cuando son recetadas por un médico para tratar ciertos problemas de salud, son ilegales sin prescripción médica y para uso recreativo.
Pertenecientes a la categoría de drogas estimulantes, las anfetaminas aumentan los niveles de serotonina, lo que las hace altamente adictivas. Este incremento provoca varios efectos psicológicos, incluida una intensa sensación de bienestar, una mayor sociabilidad, la eliminación de inhibiciones emocionales y comunicativas, y un aumento en la percepción del ritmo y la música.
Los efectos excitantes de las anfetaminas incluyen hiperactividad, reducción de la fatiga, aumento del habla, supresión del apetito, agresividad e impulsividad, pudiendo llegar a estados de psicosis con crisis maníacas, delirios y alucinaciones. Además, aumentan la actividad del sistema cardiovascular, con riesgo de arritmias, infartos y hemorragias cerebrales.
Como se puede observar, los efectos de estas drogas en el organismo pueden ser devastadores.
Efectos del alcohol
El alcohol, una droga comúnmente consumida, afecta ampliamente la actividad mental. Su componente principal, el etanol, se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo, principalmente a través del estómago e intestinos.
Aunque el hígado metaboliza la mayoría del alcohol, su consumo tiene efectos notables en el estado de ánimo, comportamiento y coordinación motora al alcanzar órganos vitales como el corazón, riñones y cerebro. Además, puede causar resaca y náuseas.
Aunque en dosis bajas puede generar sensación de bienestar y sociabilidad, su consumo durante el embarazo puede ocasionar graves riesgos para el bebé, como el síndrome de abstinencia, muerte súbita, malformaciones congénitas y trastornos del espectro del alcoholismo fetal, como el TDAH.
Efectos de la cocaína
La cocaína, una droga estimulante, produce inicialmente sensaciones de euforia y excitación, seguidas de aumento de energía y confianza, pero su uso lleva rápidamente a la adicción. Sus efectos físicos incluyen dilatación de pupilas, enrojecimiento ocular y graves complicaciones médicas como infartos y crisis hipertensivas que pueden resultar en hemorragias cerebrales.
El consumo de cocaína durante el embarazo puede provocar crecimiento fetal deficiente, abortos, desprendimiento de placenta, prematuridad y malformaciones congénitas.
El crack, una forma de cocaína, inhalado para evitar daño nasal, puede causar psicosis, paranoia, delirios, alucinaciones, agresividad y alienación con su uso prolongado.
Efectos de la heroína
La heroína, un opioide derivado de la morfina, es altamente adictiva y sus efectos placenteros inicialmente promueven un consumo repetido. Produce sensaciones de placer, sedación y euforia, pero a largo plazo puede causar desórdenes nutricionales, problemas cardiovasculares, trastornos psicológicos y ginecológicos, así como efectos en el sistema nervioso.
Su consumo aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas y la sobredosis es un peligro significativo. La interrupción del consumo puede desencadenar un síndrome de abstinencia severo.
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